Divisar un albatros en lo alto puede ser algo espectacular. Estos gigantes con plumas tienen la mayor envergadura de alas de todas las aves, ¡hasta 3,5 metros! Existen unas dos docenas de especies, de las que el albatros errante es la más grande. Los albatros usan su formidable envergadura para surcar los vientos oceánicos, y en ocasiones planean durante horas ininterrumpidamente sin necesidad de batir las alas una sola vez. También pueden flotar en la superficie del mar, aunque en esta posición son vulnerables a los depredadores acuáticos. Los albatros beben agua salada, al igual que otras aves marinas.
Se ha documentado que estas longevas aves pueden alcanzar los 50 años de edad. Rara vez se los ve en tierra, y solo se reúnen para criar, momento en el que forman grandes colonias en islas remotas. Cada pareja tiene un único huevo, y se turnan para cuidarlo. Los albatros jóvenes aprenden a volar cuando tienen entre tres y diez meses de vida, según la especie, y después dejan atrás la tierra durante cinco o diez años, hasta que alcanzan la madurez sexual. Se cree que algunas especies forman parejas de por vida.
Los albatros se alimentan principalmente de calamares y bancos de peces, aunque los marineros los conocen bien porque en ocasiones siguen a los barcos con la esperanza de comer desechos o sobras. Los albatros ocupan un lugar especial en la tradición y las supersticiones marítimas, como evocó memorablemente Samuel Taylor Coleridge en su obra La balada del viejo marinero.
Algunas especies de albatros fueron cazadas intensamente para usar sus plumas como plumón y para fabricar sombreros de señora. El albatros de Laysan fue importante para los cazadores indígenas de los mares del norte. Las excavaciones en asentamientos de los pueblos Aleut y esquimal revelan un gran número de huesos de albatros, lo que sugiere que estas aves desempeñaron un papel importante en la dieta humana de la región.
Fuente: National Geographic
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